Las grandes pérgolas, desde el antiguo oriente, han sido siempre lugares de reunión y festejos. Con el tiempo han evolucionado pero siguen siendo espacios que aún conservan el legado enigmático de grandes civilizaciones.
Estas estructuras mantienen su carácter acogedor y continúan siendo foco de atracción para celebrar momentos especiales o resguardarnos frente condiciones meteorológicas adversas gracias a su fortaleza y resistencia.